La construcción con madera es flexible, económica y ecológica, si se respetan las normas técnicas idóneas y del buen arte del diseño y construcción. La construcción en madera puede llegar a ser, además de más económica, sin duda alguna de mucha mejor calidad constructiva que los sistemas convencionales, aspecto que se demuestra en Norteamérica (Canadá y EE.UU), donde se utilizan de forma masiva desde el siglo XIX.
La construcción como material constructivo es de los más antiguos, con una amplia gama de ejemplos en el desarrollo del hábitat humano. Los aspectos comparativos más ventajosos que ofrece este material son la calidez de los espacios interiores, la flexibilidad funcional al cambio, el aspecto económico y, finalmente peno no por ello menos importante, el ecológico.
Además de lo ya comentado, otro aspecto que caracteriza de manera muy positiva las construcciones en madera es el corto tiempo de ejecución (apenas 3 meses para una vivienda unifamiliar), puesto que los elementos constructivos se montan en seco e inmediatamente la estructura entra en servicio. De otro lado, el bajo peso relativo de los elementos estructurales de madera y sus derivados posibilita una fácil manipulación de los mismos sin necesidad de equipos auxiliares y costos de montaje y transporte.
La madera como elemento estructural y constructivo, posee un amplio espectro de posibilidades técnicas que otros materiales convencionales lo tienen de forma parcial, como son la capacidad estructural, comportamiento higro-térmico, atenuación acústica, resistencia al fuego, estética, facilidad de trabajar, precio competitivo, montaje y desmontaje, utilización independientemente de la climatología, largo tiempo de vida bajo condiciones de diseño, uso y mantenimiento adecuados, etc.
Para la edificación con madera existen varios sistemas estructurales o conformaciones constructivas, las cuales, a su vez, podrían dividirse en varios, terminando por tipos que utilizan más de un sistema, por lo que se definirían como mixtos.